miércoles, 17 de diciembre de 2008

Vigésimo octavo mensaje


La tempestad
Un rico majarajá de la India se hizo a la mar y, al poco rato, se desató una gran tormenta. Uno de los esclavos de a bordo comenzó a llorar y a gemir de miedo, porque era la primera vez que subía a un barco. Su llanto era tan insistente y prolongado que toda la tripulación comenzó a irritarse, y a punto estuvo el majarajá de arrojarlo personalmente por la borda.
Pero su primer consejero, que era sabio, le dijo: "No. Dejadme a mí ocuparme de él. Creo que puedo curarlo".
Y ordenó a unos cuantos marineros que arrojaran a aquel hombre al mar atado con una cuerda. En el momento en que se vio en el agua, el pobre esclavo, totalmente aterrorizado, se puso a chillar y a debatirse frenéticamente. Las olas jugaban con él, se pasaban por encima, le levantaban a lo alto del mar encrespado... Al cabo de unos segundos, el sabio ordenó que lo izaran a bordo. Una vez en cubierta, el esclavo se tendió en un rincón en absoluto silencio.
Cuando el majarajá quiso saber a qué se debía semejante cambio de actitud, el consejero le dijo:
"Los seres humanos nunca nos damos cuenta de lo afortunados que somos hasta que nuestra situación empeora".
Jaimito
Jaimito le dice a su mamá:
Mamá, en el colegio me dicen detective.
Y su mamá le dice:
¿Por qué?
Y Jaimito le dice:
¡El que hace las preguntas, soy yo!
La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español.


lunes, 15 de diciembre de 2008

Vigésimo séptimo mensaje


Un secreto de amor
Mientras hojeaba sus "dossiers" matrimoniales, el diablo observó con enojo que todavía quedaba una pareja sobre la tierra, que vivía de amor y en concordia. Decide hacer una inspección. Se trataba en realidad de una pareja común: sin embargo emanaba tanto amor que alrededor de ella parecía que fuese una eterna primavera.
El diablo quiso conocer el secreto de aquel amor.
- No hay ningún secreto -le explicaron los dos-. Vivimos nuestro amor como una competencia: cuando uno de los dos se equivoca, el otro asume la culpa; cuando uno de los dos obra bien, el otro recibe las alabanzas; cuando uno de los dos sufre, el otro recibe el consuelo; cuando uno de los dos se alegra, el otro se complace. En fin, competimos siempre a ver quien llega antes.
Al diablo le pareció todo esto tonto. Y se marchó sin hacerles daño. Y por eso pueden todavía existir parejas felices en la tierra.

Jaimito
Este es Jaimito y le dice a su madre:
¡Mamá!,¡mamá! ya se escribir y le dice la madre:
¿Y qué has escrito?
Y dice jaimito:
No lo sé, no sé leer

¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Vigésimo sexto mensaje


La perla
Dijo una ostra a su vecina:
- Siento un gran dolor en mis entrañas. Es como un peso dentro de mí que me está dejando completamente exhausta.
Contestó la otra con presunción y regodeo:
- Gracias al cielo y al mar, yo no siento dolores. Estoy bien y me siento sana por dentro y por fuera.
Pasaba en aquel momento por allí un cangrejo y oyó la conversación de las dos ostras. Y dijo a la que se sentía bien y sana por dentro y por fuera:
- Sí. Tú estás bien y te sientes sana por dentro y por fuera. Pero el dolor que tu amiga lleva dentro de sí es una perla de belleza extraordinaria.

Jaimito
La profesora le pregunta a Jaimito:
Jaimito, dígame rápidamente cuánto es 5+8.
Jaimito le contesta 23,
la profesora le dice indignada:¡Cómo es posible que no sepas! ¡Son 13! ¡Que niño más ignorante!
Y Jaimito le responde:¡Usted me pidió rapidez, no precisión!

El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla.
George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Vigésimo quinto mensaje


Saltamontes en la sopa
Era un grupo de monjes que vivían en cuevas en el desierto. Un día, un joven monje fue a consultar a un monje anciano y sabio.
- Padre, -le dijo- tú sabes que hace poco más de un año que vivo aquí en el desierto. Durante este tiempo ya son seis o siete veces que ha venido una plaga de saltamontes. Llegan en bandadas, como plagas, tapando incluso la luz del sol. Tú sabes bien la molestia que suponen. Se meten por todas partes, incluso en la comida. ¿Tú qué haces en este caso?
El anciano, que llevaba ya cuarenta años viviendo en el desierto, le contestó tranquilamente:
- Al principio, cuando me caía un saltamontes en la sopa, tiraba todo el plato. Luego, quitaba los saltamontes y comía la sopa. Después, lo comía todo... Y actualmente, si algún saltamontes trata de escapar de la sopa, lo vuelvo a meter al plato.

Jaimito
Papa en la escuela meti 3 goles
- Que bien Jaimito
¿Y cuanto quedaron?

Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, ydentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer.
Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Vigésimo cuarto mensaje


La estatua
Vivía hace tiempo en la montaña un hombre que tenía una estatua, obra de un viejo escultor.
La había dejado boca abajo en un rincón de su cabaña, y no se preocupaba de ella para nada. Pero un día acertó a pasar por allí un hombre que venía de la ciudad. Como era un hombre culto, al ver la estatua, preguntó al dueño si estaba dispuesto a venderla.
El dueño lo tomó a risa y dijo:
- Pero ¿quién va a comprar esa piedra sucia y descolorida?
El hombre de la ciudad dijo:
- Te doy por ella esta moneda de plata.
Y el otro quedó satisfecho y feliz.
La estatua fue llevada a la ciudad a lomos de un elefante. Después de muchas lunas, el hombre de la montaña bajó a la ciudad. Mientras caminaba por la calle vio que la gente se apelotonaba delante de un edificio, donde un hombre pregonaba a voz en grito:
- ¡Pasen a ver la estatua más bella y maravillosa del mundo! Sólo dos monedas de plata por admirar la obra de arte de un gran maestro escultor.
Y el hombre de la montaña pagó dos monedas de plata y entró al museo para ver la estatua que él mismo había vendido por una sola moneda.

Jaimito
Extrañada de que su hijo regresara tan temprano de la escuela, la mamá de Jaimito le pregunta:
¿Por qué llegaste tan temprano de la escuela, hijo?
Es que fui el único que pude contestar una pregunta.
¡Muy bien, Jaimito! ¡Eres un niño tan estudioso! ¿Y cuál fue la pregunta?
¿Quién le tiró el borrador al Director?

Es que la verdad no se puede exagerar. En la verdad no puede haber matices. En la semi-verdad o en la mentira, muchos.
Pío Baroja (1872-1956) Escritor español.

martes, 2 de diciembre de 2008

Vigésimo tercer mensaje


La cita
Una antigua leyenda iraquí cuenta la triste historia del paje del sultán de Bagdad. Un día el joven paje cayó angustiado a los pies de su señor, que le quería mucho, pidiéndole que le prestara su mejor caballo, aquel que parecía volar, por lo rápida y veloz de su carrera.
- ¿Para qué?-, le preguntó el sultán.
- He visto la Muerte en el jardín y ha hecho un gesto, dirigiéndose a mí. Con tu caballo me escaparé a Basora y me esconderé en el mercado. La Muerte no me encontrará.
El sultán dio su corcel al joven, que partió a todo galope.
El sultán bajó al jardín y vio la Muerte en actitud de espera.
- ¿Por qué has amenazado a mi paje?-, le increpó el sultán a la muerte.
- Yo de hecho no lo he amenazado-, respondió la Muerte-. Sólo he levantado el brazo sorprendida.
Me preguntaba: ¿Cómo es posible que esté aquí todavía, si yo tengo una cita con él dentro de cinco horas en el mercado de Basora...?

Jaimito
En el cole:
- Señorita, señorita,
- Qué quieres Jaimito...
- que no tengo goma...
- Pues la pintas!
- Y si me sale mal con que borro?
Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Vigésimo segundo mensaje


La serenidad puesta a prueba
El pueblo se vio sacudido por un terremoto. En esta pequeña población había un Maestro que instruía a varios discípulos. Durante el terremoto el Maestro aparentó serenidad. Quedó muy pagado de sí mismo al comprobar la impresión que produjo en sus discípulos la falta de miedo que él había demostrado.
Cuando los discípulos, unos días más tarde, le preguntaron qué significaba vencer el miedo, él les hizo recordar su propio ejemplo:
"¿No visteis cómo, cuando todos corrían aterrorizados de un lado para otro, yo seguí tranquilamente sentado bebiendo agua? ¿Y acaso alguno de vosotros vio que mi mano temblara mientras sostenía el vaso?"
"No", dijo un discípulo. "Pero no era agua lo que bebíais, señor, sino salsa de soja..."

Jaimito
Un día de clase normal le pregunta la profesora a Jaimito:
- Jaimito me vas a decir cuantas neuronas tiene una persona.
Jaimito responde:
- Cincuenta.
-No Jaimito una cifra más alta.
- Cien.
-No Jaimito, dime una más alta todavía.
-Doscientas.
-!Jaimito dime una barbaridad¡
- ! Estupida ¡

Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.
Buda (563 AC-486 AC) Fundador del budismo.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Videoclip

Esto es un no parar, después del máginifico estreno que tuvo el primer corto de mi vida, aquí llega un sorprendente videoclip de la banda sonora original de la Pantera Rosa.
Con todos ustedes: B.S.O. The Pink Panter

jueves, 27 de noviembre de 2008

Vigésimo primer mensaje


El plato de oro
El gran sabio budista solía andar cubierto únicamente con una túnica gastada y raída. Vivía de forma austera y muy pobre. Pero, aunque parezca absurdo, llevaba siempre consigo un pequeño plato de oro que le había regalado el rey, el cual en otro tiempo fue su discípulo. El maestro de sabiduría portaba aquel plato como recuerdo, pero su corazón no era esclavo de aquel pedazo de oro.
Una noche, estaba a punto de acostarse para dormir entre las ruinas de un antiguo monasterio cuando observó la presencia de un ladrón escondido detrás de una de las columnas. «Ven aquí y toma esto», le dijo el maestro de sabiduría mientras le ofrecía el plato de oro. «Así no me molestarás una vez que me haya dormido y podré gozar de este rato de paz que es el descanso». El ladrón agarró con ansia el plato y salió corriendo. Pero a la mañana siguiente regresó hasta el maestro de sabiduría con el plato... y con una petición:
«Cuando anoche te desprendiste con tanta facilidad de este plato pensé que me hacías inmensamente rico y feliz. Ahora quiero que me enseñes esa riqueza interior que te hace tan desprendido y otorga tanta paz».

Jaimito
Jaimito le dice a su padre:
Papá, papá, no quiero ir al colegio.
¿Por qué Jaimito?
Primero, tengo sueño.
Segundo, me aburro.
Tercero, se ríen de mí.
¡Pues, tienes que ir!
Primero, es tu obligación
Segundo, tienes 37 años.
Tercero, eres el director del colegio.

De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero.
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Vigésimo mensaje


El mejor polen
Un agricultor, cuyo maíz siempre había obtenido el primer premio en la Feria del Estado, tenía la costumbre de compartir sus mejores semillas de maíz con todos los demás agricultores de los contornos.
El resto de agricultores de la comarca, acostumbrados a competir entre ellos y a guardar celosamente sus semillas, estaban intrigados por aquella muestra de generosidad. Por fin decidieron investigar el motivo.
Cuando le preguntaron por qué lo hacía, dijo:
"En realidad, es por puro interés. El viento tiene la virtud de trasladar el polen de unos campos a otros. Por eso, si mis vecinos cultivaran un maíz de clase inferior, la polinización rebajaría la calidad de mi propio maíz. Esta es la razón por la que me interesa enormemente que sólo planten el mejor maíz".

Jaimito
- Jaimito, cuales son los reyes godos ?
- Isabel y Fernando señorita.
- Y entonces los reyes Catolicos ??
- Melchor, Gaspar y Baltasar.
- Y entonces los reyes Magos ???
- Los padres, señorita, los padres....

Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

martes, 25 de noviembre de 2008

Décimo noveno mensaje


Ciego de verdad
Había una vez un hombre cuyo único pensamiento era tener oro, hacerse con todo el oro posible del mundo. Era un pensamiento obsesivo que le roía el cerebro y el corazón.
No era capaz de pensar en otra cosa, ni de concebir ningún otro pensamiento, desear o querer ninguna otra cosa que no fuera el oro.
Cuando paseaba por las calles de la ciudad contemplando escaparates, sólo veía las joyerías o platerías. No se daba cuenta ni de la gente que pasaba, ni tenía ojos para contemplar las obras de arte, el cielo azul o la maravilla de los jardines en primavera. Sólo veía oro, oro, oro...
Un día no pudo resistir más: entró corriendo en una joyería y empezó a llenarse los bolsillos de collares, perlas, pulseras, sortijas y prendedores de oro.
Naturalmente, cuando se disponía a salir del comercio fue detenido en el acto por los vigilantes del negocio. Los policías le preguntaron:
- Pero ¿cómo podrías pensar que te ibas a salir con la tuya y escapar así por las buenas con todo el botín?
La tienda estaba llena de gente y los vigilantes te estaban observando.
- ¿Posible? -dijo el hombre sorprendido-. No tenía ni la más mínima idea de que había gente en la tienda, en la calle... Yo sólo veía el oro.

Jaimito
Durante la lección de matemáticas el profesor le pregunta a Jaimito:
-¿Cuánto es 2x2?
-Empate, profesor.
-¡Mal, Jaimito! A ver, de nuevo, ¿cuánto es 2 x 1?
-¡Oferta, profesor!

Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar.
Marquesa de Sévigné (1626-1696) Escritora francesa.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Décimo octavo mensaje


El médico alfarero
Un conocido médico estaba obsesionado con el arte de la alfarería. Pasaba muchas horas del día sentado sobre el torno de alfarero, dando toques y retoques a las piezas de alfafería que fabricaba. A menudo reunía a sus pacientes para hacerles admirar sus obras.
Un día invitó a un Maestro de Sabiduría conocido suyo, y mientras admiraban un pequeño jarrón, se volvieron hacia él para conocer su opinión.
El Maestro Zen miró gravemente en torno suyo y dijo:
- Si alguno de vosotros cae enfermo, os aconsejo que nunca recurráis a este hombre. Debe ser un médico muy, muy malo.
Se hizo un silencio mortal. Después un viejecito preguntó:
- Pero, ¿por qué dice usted eso?
- Porque su corazón no está en la medicina. Este doctor colecciona pacientes con el único propósito de mostrarles sus obras de alfarería, que además, no tienen mucho valor artístico..
El golpe fue tan duro para el médico, que en el acto perdió la vanidad artística que alteraba sus cualidades médicas y se dedicó con mayor dedicación a su profesión.

Jaimito
Jaimito en el cole:
-Profe, mi no tengo lapiz.
-No, Jaimito, no es asi, atiende:
Yo no tengo lapiz
Tu no tienes lapiz
El no tiene lapiz
Nosotros no tenemos lapiz
Vosotros no teneis lapiz
Ellos no tienen lapiz
-Bueno, y que narices ha pasado con los lapices?

En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.

martes, 18 de noviembre de 2008

Décimo séptimo mensaje


La campanilla y el tigre
En la lejana China vivía un monje sabio llamado Fa-Yan. Habitaba un templo budista que se alzaba cerca de una ciudad del sur de China. En ese mismo templo vivía el humilde monje llamado Tai- Quin, que era despreciado por ser algo despistado.
Una vez, después de las oraciones diarias, el sabio Fa-Yan preguntó a sus hermanos de monasterio:
- Si un tigre aparece con una campanilla atada al cuello, ¿quién podrá desatarla?.
Todos se quedaron perplejos, pues desatar la campanilla del cuello del tigre sería una temeridad.
El tigre es una animal muy tenido en aquellas latitudes. Es imposible que una persona pueda acercarse a su cuello para quitarle una campanilla. Por este motivo, aunque pensaban y pensaban, nadie atinaba a dar una respuesta válida.
En ese momento entró el monje Tai-Quin, y el sabio maestro le repitió la pregunta.
El monje que acababa de entrar respondió de golpe y sin pensar:
- La campanilla debe ser desatada por quien la ha atado.
Esta frase tan ocurrente se convirtió, con el paso de los años, en un refrán para el pueblo, por eso en China la gente no dice «Debe resolver el problema quien lo creó», sino que utiliza el dicho «la campanilla debe ser desatada por quien la ha atado».
Jaimito
Le pregunta la profesora a Jaimito:
A ver Jaimito, ¿Qué es un caníbal?
No sé profesora.
A ver, ¿Si te comes a tus padres que eres?
Huérfano, maestra, huérfano.

Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Corto

A ver que os parece el primer corto de mi vida

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Décimo sexto mensaje


La luz tentadora
Un abejorro grande de muchos colores y vagabundo andaba zumbando en la oscuridad, cuando descubrió lejos una pequeña luz.
En seguida dirigió las alas hacia aquella dirección, y una vez que hubo llegado junto a la llama, empezó a dar vueltas alrededor mirándola maravillado. ¡Qué hermosa era! No contento con admirarla, quiso hacer con ella lo mismo que hacía con las flores olorosas: se alejó, se giró y apuntando con coraje hacia la llama, le pasó encima tocándola con las alas. Se encontró, aturdido, a los pies de la luz; y se dio cuenta, con estupor, que había perdido una pata y que la punta de las alas estaba toda chamuscada.
«¿Qué me ha sucedido?», se preguntó.
No podía absolutamente admitir que de una cosa tan hermosa como aquella llama, le pudiese venir algún mal; por lo tanto, después de haber recuperado un poco de fuerza, con un golpe de alas se puso a volar.
Dio algunas volteretas. Y de nuevo se dirigió hacia la llama para posarse encima. Y en seguida cayó, quemado, en el aceite que alimentaba la llamita.
«Maldita luz», murmuró el abejorro al terminar su vida. «Creía encontrar en ti mi felicidad, y en cambio, he encontrado la muerte. Por dejarme encandilar por tu luz he conocido tu naturaleza peligrosa».
«Pobre abejorro», respondió la llama. «Yo no soy el Sol, como tú esperabas e ingenuamente creías. Sólo soy una llama; y quien no sabe usarme con prudencia, se quema las alas...».

Jaimito

Esto era jaimito que estaba en clase y la profe le dice: para mañana 3 frases.
Llega jaimito a la casa y le dice:
papa, papa una frase no me da la gana, no me da la gana ,
mama, mama una frase: superman, superman
hermana hermana una frase: voy volando.
Al día siguiente llega y la profe dice jaimito: una frase: no me da la gana no me da la gana pero tu quien te crees que eres? superman superman a el despacho del director : voy volando

La culpa la tiene sólo el tiempo. Todos los hombres se tornan buenos, pero ¡tan despacio!
Robert Browning (1812-1889) Poeta inglés.

martes, 11 de noviembre de 2008

Décimo quinto mensaje


El caballo y el asno
Un caballo brioso y muy bien enjaezado, ensoberbecido de sus ricos adornos, se encontró en un camino estrecho con un pobre asno que venía cargado desde muy lejos, y porque no le hizo lugar al instante, le dijo el caballo con arrogancia:
- Bestia vil, ¿por qué me impides el paso? No sé cómo no te mato a coces.
El asno acobardado por la soberbia del caballo se apartó a un lado, y le dejó pasar libremente.
Algún tiempo después se desmejoró tanto el caballo y enflaqueció de manera, que no se pudo reparar, y así se hizo inútil para el servicio directo a su amo. Éste le destinó entonces a llevar estiércol, a tirar del carro, y a trabajar en el campo, cambiando sus arneses bordados en albardas, y aparejos de labor; y así iba por los caminos molesto y fatigado.
El asno a quien había insultado, estando paciendo en el campo vio al caballo, que traía una carga de estiércol, y le dijo:
- ¿No eres tú aquel caballo que gozaba sintiéndose superior a los demás animales? ¿Dónde está tu soberbia y orgullo? ¿Dónde está tu dorada silla y tus brillantes arreos? Amigo, eso es justo que sucede al que se ensoberbece.

Jaimito

Jaimito esta en una clase de fisica sobre la sublimacion.- A ver, alguno de vosotros me puede decir una sustancia que pase directamente del estado solido al estado gaseoso sin pasar por el estado liquido ? - ...Las judias ?

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Décimo cuarto mensaje


El cuervo y los pavos reales
Un cuervo vanidoso estaba cansado de sus plumas negras y sentía una cierta envidia de los pavos reales, siempre adornados con sus vistosos colores. Piensa que te piensa, decidió recoger las plumas, que se le habían caído a un pavo real, se engalanó con ellas, y desdeñando luego a los otros cuervos, se introdujo en la hermosa manada de los pavos reales.
Los pavos se admiraron al principio de ser tan ridículo y extraño, y reconociendo que no era de su especie, le arrancaron las plumas hurtadas, y le echaron de sí a picotazos.
El cuervo, viéndose tan maltratado, medio muerto, y lleno de vergüenza, se volvió con los suyos, los cuales también le despreciaron y le arrojaron de sí. Entonces uno de los cuervos, a quien había menospreciado antes, le dijo:
- "Si te hubieras contentado con vivir entre nosotros, y te hubieras sentido orgulloso de lo que te dio la naturaleza, ni hubieras padecido aquella afrenta, ni ahora tendrías que sentir esta repulsa".

Jaimito
El compañero de Jaimito se ha quedado dormido, y el profe le dice:
- Jaimito, despierta a tu compañero.
- Anda ya, usted le ha dormido, usted le despierta...

La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Décimo tercer mensaje


El humo del guiso
En las ciudades orientales hay calles en las cuales los cocineros preparan los platos más exquisitos en la calle, y la gente se agolpa alrededor de sus puestos para comer y comprar.
A uno de estos puestos ambulantes, se acerco un día un pobre. No teniendo dinero para comprar alguna cosa, puso su pan sobre una olla de guisado, lo impregnó del humo apetitoso que salía y se lo comió ávidamente.
Pero precisamente aquella mañana el cocinero no había hecho buenos negocios y estaba de mal humor. Por eso se volvió con ira al pobre y le dijo:
"Págame lo que has tomado".
"Pero yo no he tomado de tu cocina más que humo", repuso el pobre.
"¡Págame el humo!", tronó el cocinero enfurecido.
La cosa terminó en el tribunal. El Sultán llamó a asamblea a todos los sabios del reino y les propuso resolver la cuestión.
Comenzaron a discutir y a matizar la cuestión: Algunos daban la razón al uno, con el pretexto de que el humo pertenece al dueño del guisado, y otros al otro, sosteniendo que el humo es de todos, como el aire que se respira. Finalmente, después de largas discusiones, la sentencia fue esta:
"Ya que el pobre ha gozado del humo, pero no ha tocado el guiso, debe tomar una moneda y golpear con ella la madera. El sonido de la moneda pagará al cocinero''.
Así se hizo. A cambio del humo del guisado, el cocinero tuvo el sonido de la moneda.

Jaimito
- Mamá, mamá, ¿me puedes dar 2 euros para un pobre hombre que está gritando en la calle?
- Jaimito, ¡qué corazón más grande tienes! ¿Qué es lo que grita ese hombre?
- Esto... ¡Helados a 2 euros!

Si haces bien para que te lo agradezcan, mercader eres, no bienhechor; codicioso, no caritativo.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Duodécimo mensaje


La sortija mágica

Un rey convocó a la corte a todos los magos del reino y les dijo:
- Querría ser siempre un buen ejemplo para mis súbditos. Presentarme siempre como un hombre fuerte y seguro, sereno e impasible frente a las vicisitudes de la vida. Me ocurre a veces que me encuentro triste o deprimido por una malanoticia. Otras veces una alegría imprevista o un gran éxito me ponen en un estado de sobreexcitación anormal. Todo esto no me gusta. Me hace sentirme como una brizna que lleva el viento de la suerte. Fabricadme un amuleto que me proteja de estos estados de ánimo y estos cambios de humor, tanto tristes como alegres.
Uno tras otro, los magos se echaron atrás. Sabían hacer amuletos de todas clases para los incautos que se acercaban a pedirles ayuda, pero no era fácil engatusar a un rey. Y a un rey que,además, pretendía un amuleto de efecto tan difícil. El rey estaba a punto de estallar de ira, cuando se adelantó un viejo sabio que dijo:
- Majestad, mañana te traeré el anillo que buscas. Cada vez que lo mires, si estás triste te pondrás alegre y si te encuentras nervioso, podrás calmarte.
Simplemente bastará que leas la frase mágica en el anillo grabada. Al día siguiente el viejo sabio volvió y, en medio de un silencio general, ya que todos tenían curiosidad por conocer la frase mágica, alargó el anillo al rey.
El rey lo miró y leyó la frase grabada sobre el aro de plata: "También esto pasará".

Jaimito
- A ver, Jaimito, puedes nombrarme a tres miembros de la familia de los roedores ?
- Hum... papa roedor, mama roedora, y bebe roedor.

Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy!
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Undécimo mensaje


Pensar bien de los demás
Érase una vez un sacerdote tan santo que jamás pensaba mal de nadie.
Un día, estaba sentado en un restaurante tomando una taza de café-que era todo lo que podía tomar, por ser día de ayuno y abstinencia- cuando, para su sorpresa, vio a un joven miembro de su congregación devorando un enorme filete en la mesa de al lado.
- "Espero no haberle escandalizado, padre", dijo el joven con una sonrisa.
- "De ningún modo. Supongo que has olvidado que hoy es día de ayuno y abstinencia", replicó el sacerdote.
- "No, padre. Lo he recordado perfectamente..."
- "Entonces, seguramente estás enfermo y el médico te ha prohibido ayunar..."
- "En absoluto. No puedo estar más sano".
Entonces, el sacerdote alzó sus ojos al cielo y dijo:
- "¡Qué extraordinario ejemplo nos da esta joven generación, Señor!
¿Has visto cómo este joven prefiere reconocer sus pecados antes que decir una mentira?".

Jaimito
Jaimito le dice ala mama:
-mama,mama tengo dos noticias,
una buena y otra mala.
La buena es que saque un 10 en el examen,
y la mala es que es mentira.

¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Décimo mensaje


El tapiz
Un buen hombre recibió una carta de un amigo. Le comunicaba que le iba a regalar un hermoso tapiz. Era precioso -le decía- y la carta hacía los mayores elogios del tapiz. Todo él estaba bordado en oro, representaba primorosamente unas escenas bellísimas de caza, los colores estaban perfectamente conseguidos. Su valor era incalculable.
A los pocos días llamaron a su puerta para entregarle el tapiz. Lo desembaló a toda prisa, y al verle, no pudo menos de sentirse defraudado. Aquello no era sino un montón de hilos mal distribuidos sin formar dibujo alguno inteligible. Aquí y allá veía nudos empalmados de cualquier manera.
Por ningún sitio veía aquellas maravillosas escenas de cacería de que le había hablado. ¿No será todo fruto de la imaginación de mi amigo? Llegó a pensar. ¡Tantos elogios para tan poca cosa!
De repente, y casi sin advertirlo, dio la vuelta al regalo y respiró aliviado. Desgraciadamente lo había estado mirando del revés. Ahora sí pudo admirar los riquísimos matices de los colores, las bellas escenas representadas... En fin, le pareció que su amigo se había quedado corto en las alabanzas.

Jaimito
- Jaimito, ¿cómo se llama el animal que cambia de color?
- El semáforo,señorita.

La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande.
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.

martes, 28 de octubre de 2008

Noveno mensaje


El rey y el caminante
Un rey se encontró con un monje del desierto que iba de camino y que casualmente se había adentrado por zonas habitadas. Conforme a la costumbre oriental cuando un rey topa con un súbdito éste puede pedirle un favor, así que el rey le dijo:
"Pídeme un favor".
El monje del desierto le replicó:
"Sería indecoroso por mi parte pedirle un favor a uno de mis esclavos".
"¿Cómo te atreves a hablar al rey con tan poco respeto?", bramó uno de los guardias. "¡Explícate ahora mismo, o morirás!"
Y el monje respondió:
"Yo tengo un esclavo que es el dueño de tu rey".
"¿De quién hablas?".
"Del miedo", respondió el monje.

Jaimito
Profesor señalando un mapa.
-Jaimito,¿sabes dónde está La Mancha?
-¡Sí,profesor!
-¿Me puedes decir dónde?
-En la manga de su chaqueta.

Perdonar es no tener demasiado en cuenta las limitaciones y defectos del otro, no tomarlas demasiado en serio, sino quitarles importancia, con buen humor, diciendo: ¡sé que tú no eres así!
Robert Spaemann (1927-?) Filósofo alemán.

lunes, 27 de octubre de 2008

Octavo mensaje


El joven cangrejo

Un joven cangrejo pensó: «¿Por qué en mi familia todos caminan para atrás? Quiero aprender a caminar hacia adelante como las ranas y que se me caiga la cola si no lo consigo».
Comenzó a ejercitarse a escondidas, entre las piedras del riachuelo natal, y los primeros días la empresa le costaba mucha fatiga. Tropezaba en todas partes, se machucaba la coraza y se pisaba una pata contra la otra. Pero un poco cada vez, las cosas iban mejorando, porque todo se puede aprender, si se quiere.
Cuando ya estaba bien seguro de sí, se presentó a su familia y dijo:
- Prestad atención.
E hizo una magnífica carrera hacia adelante.
- Hijo mío -rompió en llanto la madre-, ¿te has vuelto loco? Vuelve en tus cabales, camina como tu padre y tu madre te han enseñado, camina como tus hermanos que te quieren mucho.
Sus hermanos reían a carcajadas. El padre se puso a mirarlo severamente por un rato, después dijo:
- Basta. Si quieres quedarte con nosotros, camina como los otros cangrejos. Si quieres hacer como tú quieres, el arroyuelo es grande: márchate y no vuelvas más.
El buen cangrejo quería mucho a los suyos, pero estaba muy seguro como para dudar: abrazó a la
madre, saludó al padre y a sus hermanos y se fue por el mundo.
Su paso produjo enseguida la admiración de un grupo de ranas que, como buenas comadres, se habían reunido a charlar alrededor de una hoja de ninfea.
- El mundo camina al revés -dijo una-, mirad aquel cangrejo.
- Ya no hay respeto -dijo otra rana.
Pero el cangrejito siguió derecho por su camino. A un cierto punto, se dio cuenta que lo llamaba un viejo cangrejo, con expresión melancólica, que estaba solitario junto a una piedra.
- Buenos días -dijo el joven cangrejo.
El viejo lo observó un largo rato, después dijo:
-¿Qué crees que haces? También yo, cuando era joven, pensaba enseñar a los cangrejos a caminar hacia adelante. Y he aquí lo que he conseguido: vivo solo y la gente se mordería antes la lengua que dirgirme la palabra. Mientras estás a tiempo, hazme caso: resígnate a hacer como los otros y un día me darás gracias por el consejo.
El joven cangrejo no sabía qué responder y se calló. Pero dentro de sí pensaba: «Tengo razón». Y,
saludando al viejo, emprendió su camino.
¿Irá lejos? ¿Hará fortuna? ¿Enderezará todas las cosas torcidas de este mundo? Nosotros no lo sabemos, porque él está todavía caminando con el coraje y la decisión del primer día. Sólo podemos augurarle con todo el corazón: ¡Buen viaje!

Jaimito
- Jaimito, dime cinco cosas que contengan leche.
- Cinco vacas Señorita.


La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español.


martes, 21 de octubre de 2008

Séptimo mensaje


El haz de juncos

Los hijos de un labrador estaban peleados. Éste, a pesar de sus muchas recomendaciones, no conseguía con sus argumentos hacerles cambiar de actitud. Decidió que había que conseguirlo
con la práctica.
Les mandó a que le trajeran un haz de juncos de los que crecían junto al río que pasaba cerca de casa. Cuando hicieron lo ordenado, les entregó primero los juncos juntos y mandó que los partieran. Aunque se esforzaron no pudieron; a continuación, desató el haz y les dio los juncos uno a uno. Al poderlos romper fácilmente dijo: «Pues bien, hijos, también vosotros, si conseguís tener armonía seréis invencibles ante vuestros enemigos, pero si os peleáis, seréis una presa fácil.»

Jaimito
Le pregunta la profesora a Jaimito:
- Jaimito, cual es el animal que da a luz con mas dolor?
- El congrio!
- El congrio?
- Si, por que da a luz 'congritos'....

Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja.
Lin Yutang (1895-1976) Escritor y filólogo chino.


lunes, 20 de octubre de 2008

Sexto mensaje


Las Ranas

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuán hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir luchando. Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron:"nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

Jaimito
Esta Jaimito en la clase y le pregunta la profesora:
-Haber Jaimito, si digo: "era rica" es tiempo pasado, pero si digo "soy hermosa", que es?
Jaimito se queda pensándolo unos instantes y al final dice:
-Exceso de imaginación.

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.

viernes, 17 de octubre de 2008

Quinto mensaje


Clavos que dejan huella

Esta es la historia de un muchachito que tenia muy mal caracter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, deberia clavar un clavo detras de la puerta.
El primer dia, el muchacho clavo 37 clavos detras de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que el aprendia a controlar su genio,clavaba cada vez menos clavos detras de la puerta.

Un día descubrio que era mas facil controlar su genio que clavar clavos detras de la puerta. Llego el dia en que pudo controlar su caracter durante todo el dia. Despues de informar a su padre, este le sugirio que retirara un clavo cada dia que lograra controlar su caracter.
Los dias pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban mas clavos para retirar de la puerta...
Su padre lo tomo de la mano y lo llevo hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mio, pero mira todos esos hoyos en la puerta.. Nunca mas sera la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aqui ves.
Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastara, y la cicatriz perdurara para siempre.

Jaimito

El profesor repartiendo las notas: Luisito un diez. Pedrito un ocho. Juanito un seis.
Jaimito un cero. Oiga profe. Y por que a mí un cero? Por que te has copiado el examen de Pedrito. ¿Y Vd. como lo sabe? Por que las cuatro primeras preguntas, están iguales, en la última pregunta Pedrito respondió "Esa, no me la sé" y tu has puesto "Yo tampoco".


El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.
Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.

jueves, 16 de octubre de 2008

Cuarto mensaje


El ciempiés
-Qué complicación (exclamó el Abad viendo caminar a un ciempiés) y qué maravilla: lo hace tan bien que parece fácil.

De pronto, le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía dónde: "El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó inquieto a su madre:

-Para andar, ¿qué pies debo mover primero: los pares o los impares, los de la derecha o los de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y por qué?

-Cuando quieras andar, hijo mío -le respondió la madre- deja de cabilar y... anda".

Jaimito
La maestra en la escuela de Jaimito: A ver, mañana me traéis todos un objeto relacionado con la medicina. Al día siguiente: A ver, Manolito, que has traído?. Pues unas tiritas señorita. A, muy bien, ¿quien te las ha dado? Mi mamá. ¿Y qué te ha dicho? Que sirve para curar las heridas y los golpes. Muy bien, Manolito. A ver, tu, Jaimito, ¿Que has traído? Una bombona de oxígeno. Ahhh, que bien, ¿quien te la ha dado? Mi abuelito, señorita. ¿Y que te ha dicho? que me ahogoooooo....

La gente joven está convencida de que posee la verdad. Desgraciadamente, cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad.
Jaume Perich (1941-1995) Humorista español.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Tercer mensaje


Afile la Sierra

Cierto día, Un señor que iba paseando en el campo se encontró frente a un leñador que afanosamente estaba cortando un tronco, y el paseante le preguntó:

-Disculpe señor, usted luce exhausto..., ¿cuánto tiempo ha estado trabajando?

-Más de seis horas -fue su respuesta.

-¿No sería bueno que descansara un poco y afilara su serrucho?

El hombre responde:

-No... no tengo tiempo, pues hay mucha leña que cortar.

-Pero si afila su sierra cortará más rápido, y si descansa, tendrá fuerzas para cortar más.

El hombre se quedó pensativo, como dando la razón a aquel señor, pero miró para su reloj, luego para la leña, y se puso a cortar leña olvidándose del consejo de aquel hombre le había dado.

Jaimito
La maestra pregunta a Jaimito
- ¿Como mato David a Goliat?
- Con una moto
- ¿Como con una moto? Será con una honda
- ¡Ahhh!,¿Pero quería usted la marca?

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.

martes, 14 de octubre de 2008

Segundo mensaje


Hoy la historia nos la trae una amiga desde Vigo. Si vosotros quereis parcitipar no dudeis en mandarme el relato a mi email.

La historia del elefante encadenado

“Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.
Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…”

¿Y tú, tienes algo de elefante? Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas “no las podemos hacer”, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.

Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo, no puedo y nunca podré. Muchos de nosotros crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de saberlo, es intentar de nuevo, poniendo en el intento TODO TU CORAZÓN.

Jaimito

Jaimito, conjúgame el verbo nadar, y Jaimito dice gritando: Yo nado, tú nadas, nosotros nadamos...
Y la maestra le dice: Jaimito, más bajito, y Jaimito dice: Yo buceo, tu buceas, nosotros buceamos.


Lo que se deja expresar, debe ser dicho de forma clara; sobre lo que no se puede hablar, es mejor callar.
Ludwig Wittgenstein (1889-1951) Filósofo británico, de origen austríaco.

lunes, 13 de octubre de 2008

Primer mensaje


Águila o Gallina
Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del suelo y colocó más tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se crió junto a los polluelos. Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como éstas. Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los cuales alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje, de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. No le parecía anormal; así era como volaban las demás gallinas.
Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado.Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las corrientes de aire.

-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado. ¿Cuál es su nombre?

-Aguila, la reina de las aves - le contesto ésta. Pero no te hagas ilusiones: nunca serás como ella.

El águila vieja dejó, en efecto, de prestarle atención.

Murió creyendo que era gallina.

Jaimito

Jaimito: Mami, mami ¿puedo ir a piscina? hoy ponen el trampolín de 5 metros.

Si por supuesto hijo.

Al rato vuelve Jaimito con una pierna rota.

Cuando se recupera le pregunta a su madre ¿mamá puedo ir a la piscina? es que hoy ponen el trampolín de 10 metros.

Si claro.

Al rato vuelve Jaimito con una pierna y un brazo roto.

Cuando se recupera le pregunta a su madre ¿mamá puedo ir a la piscina?

No hijo, que luego ya sabes lo que te pasa.

Es que hoy ponen el agua...


No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.
Paulo Coelho (Escritor brasileño).

viernes, 10 de octubre de 2008

¡¡¡Saludos!!!



Bienvenidos a "La Farola del Bulevar"...

Este blog no pretende ser un diario personal, sino un lugar donde puedas pasar todos los días y leer alguna historieta.
Intentaré que cada día haya un chiste, para que te salga una carcajada; una fábula, para que te haga pensar un poco; un refrán, para que veas lo sabia que es la gente y para terminar una pregunta que llevarte a la cama antes de acostarte.
Podeis dejar cualquier tipo de comentario y por supuesto, se admiten todo tipo de sugerencias, este blog no pretende ser un monólogo.
Por mi parte nada más espero que os guste todo lo que cuelgue....

Gracias por vuestro tiempo.