miércoles, 5 de noviembre de 2008

Duodécimo mensaje


La sortija mágica

Un rey convocó a la corte a todos los magos del reino y les dijo:
- Querría ser siempre un buen ejemplo para mis súbditos. Presentarme siempre como un hombre fuerte y seguro, sereno e impasible frente a las vicisitudes de la vida. Me ocurre a veces que me encuentro triste o deprimido por una malanoticia. Otras veces una alegría imprevista o un gran éxito me ponen en un estado de sobreexcitación anormal. Todo esto no me gusta. Me hace sentirme como una brizna que lleva el viento de la suerte. Fabricadme un amuleto que me proteja de estos estados de ánimo y estos cambios de humor, tanto tristes como alegres.
Uno tras otro, los magos se echaron atrás. Sabían hacer amuletos de todas clases para los incautos que se acercaban a pedirles ayuda, pero no era fácil engatusar a un rey. Y a un rey que,además, pretendía un amuleto de efecto tan difícil. El rey estaba a punto de estallar de ira, cuando se adelantó un viejo sabio que dijo:
- Majestad, mañana te traeré el anillo que buscas. Cada vez que lo mires, si estás triste te pondrás alegre y si te encuentras nervioso, podrás calmarte.
Simplemente bastará que leas la frase mágica en el anillo grabada. Al día siguiente el viejo sabio volvió y, en medio de un silencio general, ya que todos tenían curiosidad por conocer la frase mágica, alargó el anillo al rey.
El rey lo miró y leyó la frase grabada sobre el aro de plata: "También esto pasará".

Jaimito
- A ver, Jaimito, puedes nombrarme a tres miembros de la familia de los roedores ?
- Hum... papa roedor, mama roedora, y bebe roedor.

Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy!
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.

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