domingo, 30 de noviembre de 2008

Videoclip

Esto es un no parar, después del máginifico estreno que tuvo el primer corto de mi vida, aquí llega un sorprendente videoclip de la banda sonora original de la Pantera Rosa.
Con todos ustedes: B.S.O. The Pink Panter

jueves, 27 de noviembre de 2008

Vigésimo primer mensaje


El plato de oro
El gran sabio budista solía andar cubierto únicamente con una túnica gastada y raída. Vivía de forma austera y muy pobre. Pero, aunque parezca absurdo, llevaba siempre consigo un pequeño plato de oro que le había regalado el rey, el cual en otro tiempo fue su discípulo. El maestro de sabiduría portaba aquel plato como recuerdo, pero su corazón no era esclavo de aquel pedazo de oro.
Una noche, estaba a punto de acostarse para dormir entre las ruinas de un antiguo monasterio cuando observó la presencia de un ladrón escondido detrás de una de las columnas. «Ven aquí y toma esto», le dijo el maestro de sabiduría mientras le ofrecía el plato de oro. «Así no me molestarás una vez que me haya dormido y podré gozar de este rato de paz que es el descanso». El ladrón agarró con ansia el plato y salió corriendo. Pero a la mañana siguiente regresó hasta el maestro de sabiduría con el plato... y con una petición:
«Cuando anoche te desprendiste con tanta facilidad de este plato pensé que me hacías inmensamente rico y feliz. Ahora quiero que me enseñes esa riqueza interior que te hace tan desprendido y otorga tanta paz».

Jaimito
Jaimito le dice a su padre:
Papá, papá, no quiero ir al colegio.
¿Por qué Jaimito?
Primero, tengo sueño.
Segundo, me aburro.
Tercero, se ríen de mí.
¡Pues, tienes que ir!
Primero, es tu obligación
Segundo, tienes 37 años.
Tercero, eres el director del colegio.

De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero.
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Vigésimo mensaje


El mejor polen
Un agricultor, cuyo maíz siempre había obtenido el primer premio en la Feria del Estado, tenía la costumbre de compartir sus mejores semillas de maíz con todos los demás agricultores de los contornos.
El resto de agricultores de la comarca, acostumbrados a competir entre ellos y a guardar celosamente sus semillas, estaban intrigados por aquella muestra de generosidad. Por fin decidieron investigar el motivo.
Cuando le preguntaron por qué lo hacía, dijo:
"En realidad, es por puro interés. El viento tiene la virtud de trasladar el polen de unos campos a otros. Por eso, si mis vecinos cultivaran un maíz de clase inferior, la polinización rebajaría la calidad de mi propio maíz. Esta es la razón por la que me interesa enormemente que sólo planten el mejor maíz".

Jaimito
- Jaimito, cuales son los reyes godos ?
- Isabel y Fernando señorita.
- Y entonces los reyes Catolicos ??
- Melchor, Gaspar y Baltasar.
- Y entonces los reyes Magos ???
- Los padres, señorita, los padres....

Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

martes, 25 de noviembre de 2008

Décimo noveno mensaje


Ciego de verdad
Había una vez un hombre cuyo único pensamiento era tener oro, hacerse con todo el oro posible del mundo. Era un pensamiento obsesivo que le roía el cerebro y el corazón.
No era capaz de pensar en otra cosa, ni de concebir ningún otro pensamiento, desear o querer ninguna otra cosa que no fuera el oro.
Cuando paseaba por las calles de la ciudad contemplando escaparates, sólo veía las joyerías o platerías. No se daba cuenta ni de la gente que pasaba, ni tenía ojos para contemplar las obras de arte, el cielo azul o la maravilla de los jardines en primavera. Sólo veía oro, oro, oro...
Un día no pudo resistir más: entró corriendo en una joyería y empezó a llenarse los bolsillos de collares, perlas, pulseras, sortijas y prendedores de oro.
Naturalmente, cuando se disponía a salir del comercio fue detenido en el acto por los vigilantes del negocio. Los policías le preguntaron:
- Pero ¿cómo podrías pensar que te ibas a salir con la tuya y escapar así por las buenas con todo el botín?
La tienda estaba llena de gente y los vigilantes te estaban observando.
- ¿Posible? -dijo el hombre sorprendido-. No tenía ni la más mínima idea de que había gente en la tienda, en la calle... Yo sólo veía el oro.

Jaimito
Durante la lección de matemáticas el profesor le pregunta a Jaimito:
-¿Cuánto es 2x2?
-Empate, profesor.
-¡Mal, Jaimito! A ver, de nuevo, ¿cuánto es 2 x 1?
-¡Oferta, profesor!

Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar.
Marquesa de Sévigné (1626-1696) Escritora francesa.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Décimo octavo mensaje


El médico alfarero
Un conocido médico estaba obsesionado con el arte de la alfarería. Pasaba muchas horas del día sentado sobre el torno de alfarero, dando toques y retoques a las piezas de alfafería que fabricaba. A menudo reunía a sus pacientes para hacerles admirar sus obras.
Un día invitó a un Maestro de Sabiduría conocido suyo, y mientras admiraban un pequeño jarrón, se volvieron hacia él para conocer su opinión.
El Maestro Zen miró gravemente en torno suyo y dijo:
- Si alguno de vosotros cae enfermo, os aconsejo que nunca recurráis a este hombre. Debe ser un médico muy, muy malo.
Se hizo un silencio mortal. Después un viejecito preguntó:
- Pero, ¿por qué dice usted eso?
- Porque su corazón no está en la medicina. Este doctor colecciona pacientes con el único propósito de mostrarles sus obras de alfarería, que además, no tienen mucho valor artístico..
El golpe fue tan duro para el médico, que en el acto perdió la vanidad artística que alteraba sus cualidades médicas y se dedicó con mayor dedicación a su profesión.

Jaimito
Jaimito en el cole:
-Profe, mi no tengo lapiz.
-No, Jaimito, no es asi, atiende:
Yo no tengo lapiz
Tu no tienes lapiz
El no tiene lapiz
Nosotros no tenemos lapiz
Vosotros no teneis lapiz
Ellos no tienen lapiz
-Bueno, y que narices ha pasado con los lapices?

En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.

martes, 18 de noviembre de 2008

Décimo séptimo mensaje


La campanilla y el tigre
En la lejana China vivía un monje sabio llamado Fa-Yan. Habitaba un templo budista que se alzaba cerca de una ciudad del sur de China. En ese mismo templo vivía el humilde monje llamado Tai- Quin, que era despreciado por ser algo despistado.
Una vez, después de las oraciones diarias, el sabio Fa-Yan preguntó a sus hermanos de monasterio:
- Si un tigre aparece con una campanilla atada al cuello, ¿quién podrá desatarla?.
Todos se quedaron perplejos, pues desatar la campanilla del cuello del tigre sería una temeridad.
El tigre es una animal muy tenido en aquellas latitudes. Es imposible que una persona pueda acercarse a su cuello para quitarle una campanilla. Por este motivo, aunque pensaban y pensaban, nadie atinaba a dar una respuesta válida.
En ese momento entró el monje Tai-Quin, y el sabio maestro le repitió la pregunta.
El monje que acababa de entrar respondió de golpe y sin pensar:
- La campanilla debe ser desatada por quien la ha atado.
Esta frase tan ocurrente se convirtió, con el paso de los años, en un refrán para el pueblo, por eso en China la gente no dice «Debe resolver el problema quien lo creó», sino que utiliza el dicho «la campanilla debe ser desatada por quien la ha atado».
Jaimito
Le pregunta la profesora a Jaimito:
A ver Jaimito, ¿Qué es un caníbal?
No sé profesora.
A ver, ¿Si te comes a tus padres que eres?
Huérfano, maestra, huérfano.

Si tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez y la elegancia déjasela al sastre.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Corto

A ver que os parece el primer corto de mi vida

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Décimo sexto mensaje


La luz tentadora
Un abejorro grande de muchos colores y vagabundo andaba zumbando en la oscuridad, cuando descubrió lejos una pequeña luz.
En seguida dirigió las alas hacia aquella dirección, y una vez que hubo llegado junto a la llama, empezó a dar vueltas alrededor mirándola maravillado. ¡Qué hermosa era! No contento con admirarla, quiso hacer con ella lo mismo que hacía con las flores olorosas: se alejó, se giró y apuntando con coraje hacia la llama, le pasó encima tocándola con las alas. Se encontró, aturdido, a los pies de la luz; y se dio cuenta, con estupor, que había perdido una pata y que la punta de las alas estaba toda chamuscada.
«¿Qué me ha sucedido?», se preguntó.
No podía absolutamente admitir que de una cosa tan hermosa como aquella llama, le pudiese venir algún mal; por lo tanto, después de haber recuperado un poco de fuerza, con un golpe de alas se puso a volar.
Dio algunas volteretas. Y de nuevo se dirigió hacia la llama para posarse encima. Y en seguida cayó, quemado, en el aceite que alimentaba la llamita.
«Maldita luz», murmuró el abejorro al terminar su vida. «Creía encontrar en ti mi felicidad, y en cambio, he encontrado la muerte. Por dejarme encandilar por tu luz he conocido tu naturaleza peligrosa».
«Pobre abejorro», respondió la llama. «Yo no soy el Sol, como tú esperabas e ingenuamente creías. Sólo soy una llama; y quien no sabe usarme con prudencia, se quema las alas...».

Jaimito

Esto era jaimito que estaba en clase y la profe le dice: para mañana 3 frases.
Llega jaimito a la casa y le dice:
papa, papa una frase no me da la gana, no me da la gana ,
mama, mama una frase: superman, superman
hermana hermana una frase: voy volando.
Al día siguiente llega y la profe dice jaimito: una frase: no me da la gana no me da la gana pero tu quien te crees que eres? superman superman a el despacho del director : voy volando

La culpa la tiene sólo el tiempo. Todos los hombres se tornan buenos, pero ¡tan despacio!
Robert Browning (1812-1889) Poeta inglés.

martes, 11 de noviembre de 2008

Décimo quinto mensaje


El caballo y el asno
Un caballo brioso y muy bien enjaezado, ensoberbecido de sus ricos adornos, se encontró en un camino estrecho con un pobre asno que venía cargado desde muy lejos, y porque no le hizo lugar al instante, le dijo el caballo con arrogancia:
- Bestia vil, ¿por qué me impides el paso? No sé cómo no te mato a coces.
El asno acobardado por la soberbia del caballo se apartó a un lado, y le dejó pasar libremente.
Algún tiempo después se desmejoró tanto el caballo y enflaqueció de manera, que no se pudo reparar, y así se hizo inútil para el servicio directo a su amo. Éste le destinó entonces a llevar estiércol, a tirar del carro, y a trabajar en el campo, cambiando sus arneses bordados en albardas, y aparejos de labor; y así iba por los caminos molesto y fatigado.
El asno a quien había insultado, estando paciendo en el campo vio al caballo, que traía una carga de estiércol, y le dijo:
- ¿No eres tú aquel caballo que gozaba sintiéndose superior a los demás animales? ¿Dónde está tu soberbia y orgullo? ¿Dónde está tu dorada silla y tus brillantes arreos? Amigo, eso es justo que sucede al que se ensoberbece.

Jaimito

Jaimito esta en una clase de fisica sobre la sublimacion.- A ver, alguno de vosotros me puede decir una sustancia que pase directamente del estado solido al estado gaseoso sin pasar por el estado liquido ? - ...Las judias ?

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Décimo cuarto mensaje


El cuervo y los pavos reales
Un cuervo vanidoso estaba cansado de sus plumas negras y sentía una cierta envidia de los pavos reales, siempre adornados con sus vistosos colores. Piensa que te piensa, decidió recoger las plumas, que se le habían caído a un pavo real, se engalanó con ellas, y desdeñando luego a los otros cuervos, se introdujo en la hermosa manada de los pavos reales.
Los pavos se admiraron al principio de ser tan ridículo y extraño, y reconociendo que no era de su especie, le arrancaron las plumas hurtadas, y le echaron de sí a picotazos.
El cuervo, viéndose tan maltratado, medio muerto, y lleno de vergüenza, se volvió con los suyos, los cuales también le despreciaron y le arrojaron de sí. Entonces uno de los cuervos, a quien había menospreciado antes, le dijo:
- "Si te hubieras contentado con vivir entre nosotros, y te hubieras sentido orgulloso de lo que te dio la naturaleza, ni hubieras padecido aquella afrenta, ni ahora tendrías que sentir esta repulsa".

Jaimito
El compañero de Jaimito se ha quedado dormido, y el profe le dice:
- Jaimito, despierta a tu compañero.
- Anda ya, usted le ha dormido, usted le despierta...

La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Décimo tercer mensaje


El humo del guiso
En las ciudades orientales hay calles en las cuales los cocineros preparan los platos más exquisitos en la calle, y la gente se agolpa alrededor de sus puestos para comer y comprar.
A uno de estos puestos ambulantes, se acerco un día un pobre. No teniendo dinero para comprar alguna cosa, puso su pan sobre una olla de guisado, lo impregnó del humo apetitoso que salía y se lo comió ávidamente.
Pero precisamente aquella mañana el cocinero no había hecho buenos negocios y estaba de mal humor. Por eso se volvió con ira al pobre y le dijo:
"Págame lo que has tomado".
"Pero yo no he tomado de tu cocina más que humo", repuso el pobre.
"¡Págame el humo!", tronó el cocinero enfurecido.
La cosa terminó en el tribunal. El Sultán llamó a asamblea a todos los sabios del reino y les propuso resolver la cuestión.
Comenzaron a discutir y a matizar la cuestión: Algunos daban la razón al uno, con el pretexto de que el humo pertenece al dueño del guisado, y otros al otro, sosteniendo que el humo es de todos, como el aire que se respira. Finalmente, después de largas discusiones, la sentencia fue esta:
"Ya que el pobre ha gozado del humo, pero no ha tocado el guiso, debe tomar una moneda y golpear con ella la madera. El sonido de la moneda pagará al cocinero''.
Así se hizo. A cambio del humo del guisado, el cocinero tuvo el sonido de la moneda.

Jaimito
- Mamá, mamá, ¿me puedes dar 2 euros para un pobre hombre que está gritando en la calle?
- Jaimito, ¡qué corazón más grande tienes! ¿Qué es lo que grita ese hombre?
- Esto... ¡Helados a 2 euros!

Si haces bien para que te lo agradezcan, mercader eres, no bienhechor; codicioso, no caritativo.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Duodécimo mensaje


La sortija mágica

Un rey convocó a la corte a todos los magos del reino y les dijo:
- Querría ser siempre un buen ejemplo para mis súbditos. Presentarme siempre como un hombre fuerte y seguro, sereno e impasible frente a las vicisitudes de la vida. Me ocurre a veces que me encuentro triste o deprimido por una malanoticia. Otras veces una alegría imprevista o un gran éxito me ponen en un estado de sobreexcitación anormal. Todo esto no me gusta. Me hace sentirme como una brizna que lleva el viento de la suerte. Fabricadme un amuleto que me proteja de estos estados de ánimo y estos cambios de humor, tanto tristes como alegres.
Uno tras otro, los magos se echaron atrás. Sabían hacer amuletos de todas clases para los incautos que se acercaban a pedirles ayuda, pero no era fácil engatusar a un rey. Y a un rey que,además, pretendía un amuleto de efecto tan difícil. El rey estaba a punto de estallar de ira, cuando se adelantó un viejo sabio que dijo:
- Majestad, mañana te traeré el anillo que buscas. Cada vez que lo mires, si estás triste te pondrás alegre y si te encuentras nervioso, podrás calmarte.
Simplemente bastará que leas la frase mágica en el anillo grabada. Al día siguiente el viejo sabio volvió y, en medio de un silencio general, ya que todos tenían curiosidad por conocer la frase mágica, alargó el anillo al rey.
El rey lo miró y leyó la frase grabada sobre el aro de plata: "También esto pasará".

Jaimito
- A ver, Jaimito, puedes nombrarme a tres miembros de la familia de los roedores ?
- Hum... papa roedor, mama roedora, y bebe roedor.

Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy!
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Undécimo mensaje


Pensar bien de los demás
Érase una vez un sacerdote tan santo que jamás pensaba mal de nadie.
Un día, estaba sentado en un restaurante tomando una taza de café-que era todo lo que podía tomar, por ser día de ayuno y abstinencia- cuando, para su sorpresa, vio a un joven miembro de su congregación devorando un enorme filete en la mesa de al lado.
- "Espero no haberle escandalizado, padre", dijo el joven con una sonrisa.
- "De ningún modo. Supongo que has olvidado que hoy es día de ayuno y abstinencia", replicó el sacerdote.
- "No, padre. Lo he recordado perfectamente..."
- "Entonces, seguramente estás enfermo y el médico te ha prohibido ayunar..."
- "En absoluto. No puedo estar más sano".
Entonces, el sacerdote alzó sus ojos al cielo y dijo:
- "¡Qué extraordinario ejemplo nos da esta joven generación, Señor!
¿Has visto cómo este joven prefiere reconocer sus pecados antes que decir una mentira?".

Jaimito
Jaimito le dice ala mama:
-mama,mama tengo dos noticias,
una buena y otra mala.
La buena es que saque un 10 en el examen,
y la mala es que es mentira.

¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino.
Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.