miércoles, 29 de octubre de 2008

Décimo mensaje


El tapiz
Un buen hombre recibió una carta de un amigo. Le comunicaba que le iba a regalar un hermoso tapiz. Era precioso -le decía- y la carta hacía los mayores elogios del tapiz. Todo él estaba bordado en oro, representaba primorosamente unas escenas bellísimas de caza, los colores estaban perfectamente conseguidos. Su valor era incalculable.
A los pocos días llamaron a su puerta para entregarle el tapiz. Lo desembaló a toda prisa, y al verle, no pudo menos de sentirse defraudado. Aquello no era sino un montón de hilos mal distribuidos sin formar dibujo alguno inteligible. Aquí y allá veía nudos empalmados de cualquier manera.
Por ningún sitio veía aquellas maravillosas escenas de cacería de que le había hablado. ¿No será todo fruto de la imaginación de mi amigo? Llegó a pensar. ¡Tantos elogios para tan poca cosa!
De repente, y casi sin advertirlo, dio la vuelta al regalo y respiró aliviado. Desgraciadamente lo había estado mirando del revés. Ahora sí pudo admirar los riquísimos matices de los colores, las bellas escenas representadas... En fin, le pareció que su amigo se había quedado corto en las alabanzas.

Jaimito
- Jaimito, ¿cómo se llama el animal que cambia de color?
- El semáforo,señorita.

La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande.
Jacinto Benavente (1866-1954) Dramaturgo español.

martes, 28 de octubre de 2008

Noveno mensaje


El rey y el caminante
Un rey se encontró con un monje del desierto que iba de camino y que casualmente se había adentrado por zonas habitadas. Conforme a la costumbre oriental cuando un rey topa con un súbdito éste puede pedirle un favor, así que el rey le dijo:
"Pídeme un favor".
El monje del desierto le replicó:
"Sería indecoroso por mi parte pedirle un favor a uno de mis esclavos".
"¿Cómo te atreves a hablar al rey con tan poco respeto?", bramó uno de los guardias. "¡Explícate ahora mismo, o morirás!"
Y el monje respondió:
"Yo tengo un esclavo que es el dueño de tu rey".
"¿De quién hablas?".
"Del miedo", respondió el monje.

Jaimito
Profesor señalando un mapa.
-Jaimito,¿sabes dónde está La Mancha?
-¡Sí,profesor!
-¿Me puedes decir dónde?
-En la manga de su chaqueta.

Perdonar es no tener demasiado en cuenta las limitaciones y defectos del otro, no tomarlas demasiado en serio, sino quitarles importancia, con buen humor, diciendo: ¡sé que tú no eres así!
Robert Spaemann (1927-?) Filósofo alemán.

lunes, 27 de octubre de 2008

Octavo mensaje


El joven cangrejo

Un joven cangrejo pensó: «¿Por qué en mi familia todos caminan para atrás? Quiero aprender a caminar hacia adelante como las ranas y que se me caiga la cola si no lo consigo».
Comenzó a ejercitarse a escondidas, entre las piedras del riachuelo natal, y los primeros días la empresa le costaba mucha fatiga. Tropezaba en todas partes, se machucaba la coraza y se pisaba una pata contra la otra. Pero un poco cada vez, las cosas iban mejorando, porque todo se puede aprender, si se quiere.
Cuando ya estaba bien seguro de sí, se presentó a su familia y dijo:
- Prestad atención.
E hizo una magnífica carrera hacia adelante.
- Hijo mío -rompió en llanto la madre-, ¿te has vuelto loco? Vuelve en tus cabales, camina como tu padre y tu madre te han enseñado, camina como tus hermanos que te quieren mucho.
Sus hermanos reían a carcajadas. El padre se puso a mirarlo severamente por un rato, después dijo:
- Basta. Si quieres quedarte con nosotros, camina como los otros cangrejos. Si quieres hacer como tú quieres, el arroyuelo es grande: márchate y no vuelvas más.
El buen cangrejo quería mucho a los suyos, pero estaba muy seguro como para dudar: abrazó a la
madre, saludó al padre y a sus hermanos y se fue por el mundo.
Su paso produjo enseguida la admiración de un grupo de ranas que, como buenas comadres, se habían reunido a charlar alrededor de una hoja de ninfea.
- El mundo camina al revés -dijo una-, mirad aquel cangrejo.
- Ya no hay respeto -dijo otra rana.
Pero el cangrejito siguió derecho por su camino. A un cierto punto, se dio cuenta que lo llamaba un viejo cangrejo, con expresión melancólica, que estaba solitario junto a una piedra.
- Buenos días -dijo el joven cangrejo.
El viejo lo observó un largo rato, después dijo:
-¿Qué crees que haces? También yo, cuando era joven, pensaba enseñar a los cangrejos a caminar hacia adelante. Y he aquí lo que he conseguido: vivo solo y la gente se mordería antes la lengua que dirgirme la palabra. Mientras estás a tiempo, hazme caso: resígnate a hacer como los otros y un día me darás gracias por el consejo.
El joven cangrejo no sabía qué responder y se calló. Pero dentro de sí pensaba: «Tengo razón». Y,
saludando al viejo, emprendió su camino.
¿Irá lejos? ¿Hará fortuna? ¿Enderezará todas las cosas torcidas de este mundo? Nosotros no lo sabemos, porque él está todavía caminando con el coraje y la decisión del primer día. Sólo podemos augurarle con todo el corazón: ¡Buen viaje!

Jaimito
- Jaimito, dime cinco cosas que contengan leche.
- Cinco vacas Señorita.


La soledad es muy hermosa... cuando se tiene alguien a quien decírselo.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) Poeta español.


martes, 21 de octubre de 2008

Séptimo mensaje


El haz de juncos

Los hijos de un labrador estaban peleados. Éste, a pesar de sus muchas recomendaciones, no conseguía con sus argumentos hacerles cambiar de actitud. Decidió que había que conseguirlo
con la práctica.
Les mandó a que le trajeran un haz de juncos de los que crecían junto al río que pasaba cerca de casa. Cuando hicieron lo ordenado, les entregó primero los juncos juntos y mandó que los partieran. Aunque se esforzaron no pudieron; a continuación, desató el haz y les dio los juncos uno a uno. Al poderlos romper fácilmente dijo: «Pues bien, hijos, también vosotros, si conseguís tener armonía seréis invencibles ante vuestros enemigos, pero si os peleáis, seréis una presa fácil.»

Jaimito
Le pregunta la profesora a Jaimito:
- Jaimito, cual es el animal que da a luz con mas dolor?
- El congrio!
- El congrio?
- Si, por que da a luz 'congritos'....

Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja.
Lin Yutang (1895-1976) Escritor y filólogo chino.


lunes, 20 de octubre de 2008

Sexto mensaje


Las Ranas

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuán hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió. Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía caso seguir luchando. Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron:"nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".
La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

Jaimito
Esta Jaimito en la clase y le pregunta la profesora:
-Haber Jaimito, si digo: "era rica" es tiempo pasado, pero si digo "soy hermosa", que es?
Jaimito se queda pensándolo unos instantes y al final dice:
-Exceso de imaginación.

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.

viernes, 17 de octubre de 2008

Quinto mensaje


Clavos que dejan huella

Esta es la historia de un muchachito que tenia muy mal caracter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, deberia clavar un clavo detras de la puerta.
El primer dia, el muchacho clavo 37 clavos detras de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que el aprendia a controlar su genio,clavaba cada vez menos clavos detras de la puerta.

Un día descubrio que era mas facil controlar su genio que clavar clavos detras de la puerta. Llego el dia en que pudo controlar su caracter durante todo el dia. Despues de informar a su padre, este le sugirio que retirara un clavo cada dia que lograra controlar su caracter.
Los dias pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban mas clavos para retirar de la puerta...
Su padre lo tomo de la mano y lo llevo hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mio, pero mira todos esos hoyos en la puerta.. Nunca mas sera la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aqui ves.
Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastara, y la cicatriz perdurara para siempre.

Jaimito

El profesor repartiendo las notas: Luisito un diez. Pedrito un ocho. Juanito un seis.
Jaimito un cero. Oiga profe. Y por que a mí un cero? Por que te has copiado el examen de Pedrito. ¿Y Vd. como lo sabe? Por que las cuatro primeras preguntas, están iguales, en la última pregunta Pedrito respondió "Esa, no me la sé" y tu has puesto "Yo tampoco".


El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.
Victor Hugo (1802-1885) Novelista francés.

jueves, 16 de octubre de 2008

Cuarto mensaje


El ciempiés
-Qué complicación (exclamó el Abad viendo caminar a un ciempiés) y qué maravilla: lo hace tan bien que parece fácil.

De pronto, le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía dónde: "El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó inquieto a su madre:

-Para andar, ¿qué pies debo mover primero: los pares o los impares, los de la derecha o los de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y por qué?

-Cuando quieras andar, hijo mío -le respondió la madre- deja de cabilar y... anda".

Jaimito
La maestra en la escuela de Jaimito: A ver, mañana me traéis todos un objeto relacionado con la medicina. Al día siguiente: A ver, Manolito, que has traído?. Pues unas tiritas señorita. A, muy bien, ¿quien te las ha dado? Mi mamá. ¿Y qué te ha dicho? Que sirve para curar las heridas y los golpes. Muy bien, Manolito. A ver, tu, Jaimito, ¿Que has traído? Una bombona de oxígeno. Ahhh, que bien, ¿quien te la ha dado? Mi abuelito, señorita. ¿Y que te ha dicho? que me ahogoooooo....

La gente joven está convencida de que posee la verdad. Desgraciadamente, cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad.
Jaume Perich (1941-1995) Humorista español.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Tercer mensaje


Afile la Sierra

Cierto día, Un señor que iba paseando en el campo se encontró frente a un leñador que afanosamente estaba cortando un tronco, y el paseante le preguntó:

-Disculpe señor, usted luce exhausto..., ¿cuánto tiempo ha estado trabajando?

-Más de seis horas -fue su respuesta.

-¿No sería bueno que descansara un poco y afilara su serrucho?

El hombre responde:

-No... no tengo tiempo, pues hay mucha leña que cortar.

-Pero si afila su sierra cortará más rápido, y si descansa, tendrá fuerzas para cortar más.

El hombre se quedó pensativo, como dando la razón a aquel señor, pero miró para su reloj, luego para la leña, y se puso a cortar leña olvidándose del consejo de aquel hombre le había dado.

Jaimito
La maestra pregunta a Jaimito
- ¿Como mato David a Goliat?
- Con una moto
- ¿Como con una moto? Será con una honda
- ¡Ahhh!,¿Pero quería usted la marca?

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.

martes, 14 de octubre de 2008

Segundo mensaje


Hoy la historia nos la trae una amiga desde Vigo. Si vosotros quereis parcitipar no dudeis en mandarme el relato a mi email.

La historia del elefante encadenado

“Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.
Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…”

¿Y tú, tienes algo de elefante? Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas “no las podemos hacer”, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.

Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo, no puedo y nunca podré. Muchos de nosotros crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de saberlo, es intentar de nuevo, poniendo en el intento TODO TU CORAZÓN.

Jaimito

Jaimito, conjúgame el verbo nadar, y Jaimito dice gritando: Yo nado, tú nadas, nosotros nadamos...
Y la maestra le dice: Jaimito, más bajito, y Jaimito dice: Yo buceo, tu buceas, nosotros buceamos.


Lo que se deja expresar, debe ser dicho de forma clara; sobre lo que no se puede hablar, es mejor callar.
Ludwig Wittgenstein (1889-1951) Filósofo británico, de origen austríaco.

lunes, 13 de octubre de 2008

Primer mensaje


Águila o Gallina
Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del suelo y colocó más tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se crió junto a los polluelos. Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como éstas. Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los cuales alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje, de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. No le parecía anormal; así era como volaban las demás gallinas.
Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado.Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las corrientes de aire.

-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado. ¿Cuál es su nombre?

-Aguila, la reina de las aves - le contesto ésta. Pero no te hagas ilusiones: nunca serás como ella.

El águila vieja dejó, en efecto, de prestarle atención.

Murió creyendo que era gallina.

Jaimito

Jaimito: Mami, mami ¿puedo ir a piscina? hoy ponen el trampolín de 5 metros.

Si por supuesto hijo.

Al rato vuelve Jaimito con una pierna rota.

Cuando se recupera le pregunta a su madre ¿mamá puedo ir a la piscina? es que hoy ponen el trampolín de 10 metros.

Si claro.

Al rato vuelve Jaimito con una pierna y un brazo roto.

Cuando se recupera le pregunta a su madre ¿mamá puedo ir a la piscina?

No hijo, que luego ya sabes lo que te pasa.

Es que hoy ponen el agua...


No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.
Paulo Coelho (Escritor brasileño).

viernes, 10 de octubre de 2008

¡¡¡Saludos!!!



Bienvenidos a "La Farola del Bulevar"...

Este blog no pretende ser un diario personal, sino un lugar donde puedas pasar todos los días y leer alguna historieta.
Intentaré que cada día haya un chiste, para que te salga una carcajada; una fábula, para que te haga pensar un poco; un refrán, para que veas lo sabia que es la gente y para terminar una pregunta que llevarte a la cama antes de acostarte.
Podeis dejar cualquier tipo de comentario y por supuesto, se admiten todo tipo de sugerencias, este blog no pretende ser un monólogo.
Por mi parte nada más espero que os guste todo lo que cuelgue....

Gracias por vuestro tiempo.